Aunque los piercings son una forma popular de autoexpresión y adornos corporales, también conllevan ciertos riesgos y complicaciones asociadas. Es importante tener en cuenta estos riesgos antes de decidir hacerse un piercing. A continuación, se describen algunos de los riesgos y complicaciones más comunes asociados con los piercings:
- Infecciones: Las infecciones son una de las complicaciones más comunes asociadas con los piercings. Cuando se perfora la piel, se crea una entrada para que las bacterias ingresen al cuerpo. Si no se mantiene una buena higiene y cuidado del piercing, puede ocurrir una infección. Los síntomas de una infección pueden incluir enrojecimiento, hinchazón, dolor, secreción de pus y fiebre. En casos graves, puede ser necesaria una intervención médica.
- Reacciones alérgicas: Algunas personas pueden tener alergias o sensibilidad a ciertos metales utilizados en la joyería para piercings, como el níquel. Esto puede provocar irritación, enrojecimiento, picazón e incluso ampollas en el área del piercing. Es importante utilizar joyería de alta calidad y libre de alérgenos si eres propenso a reacciones alérgicas.
- Queloides: Los queloides son cicatrices gruesas y abultadas que pueden formarse alrededor del área del piercing. Son más comunes en personas con predisposición genética a la formación de queloides. Los queloides pueden ser antiestéticos y, en algunos casos, pueden requerir tratamiento médico para su eliminación.
- Daño a los nervios y vasos sanguíneos: Si el piercing se realiza de manera incorrecta o en una ubicación inadecuada, existe el riesgo de dañar los nervios y vasos sanguíneos cercanos. Esto puede resultar en pérdida de movimiento, sensibilidad o incluso hemorragias.
- Hemorragias: Durante el proceso de perforación, puede haber sangrado. Si la hemorragia es profusa o no se detiene después de un tiempo razonable, es importante buscar atención médica.
- Dolor y malestar: Es normal sentir un cierto grado de dolor y malestar después de hacerse un piercing. Sin embargo, si el dolor es intenso, persistente o está acompañado de otros síntomas preocupantes, es importante buscar atención médica.
- Problemas dentales: Los piercings en la boca, como los piercings en la lengua o en los labios, pueden dañar los dientes y las encías. El roce constante de la joyería contra los dientes puede causar astillamiento, erosión del esmalte dental, recesión de las encías e incluso infecciones en la boca.
- Problemas de habla y masticación: Los piercings en la lengua pueden interferir con la capacidad de hablar y masticar adecuadamente. Además, si la joyería es demasiado larga o está mal colocada, puede causar daño a los dientes y los tejidos orales.
- Asfixia por ingestión o inhalación: Si la joyería se afloja o se desprende, existe el riesgo de que se ingiera o se inhale accidentalmente. Esto puede provocar asfixia o problemas respiratorios graves. Es importante asegurarse de que la joyería esté siempre bien colocada y ajustada.
- Retraso en la cicatrización: Algunas personas pueden experimentar un retraso en la cicatrización de sus piercings. Esto puede deberse a factores como una mala higiene, infecciones, problemas de salud subyacentes o el uso de joyería de baja calidad. Un piercing que no cicatriza adecuadamente puede requerir atención médica adicional o, en algunos casos, incluso la eliminación del piercing.
- Interferencia con exámenes médicos: Algunos tipos de piercings, como los piercings en la lengua o en la nariz, pueden interferir con ciertos exámenes médicos, como las radiografías o las resonancias magnéticas. Es importante informar a los médicos y técnicos sobre los piercings antes de someterse a cualquier examen.